Esta digresión nos ha servido entonces para explorar dos líneas posibles
por las cuales nos podemos acercar a la complejidad de la educación.
Buscamos aquí extender la idea meramente didáctica hacia una concepción
más completa de esa complejidad que tiene como vocación evitar la sobre
simplificación del proceso educativo. Vemos entonces que la dimensión
intelectual, los conocimientos, abordados de una manera compleja puede
ser enriquecida con una mirada afectiva y con una mirada política. ¿No nos
encontramos entonces más cerca de esa meta un tanto asintótica de lograr
aprendizajes significativos? ¿Sería muy descabellado el pensar que un acercamiento
confluente del conocimiento (como lo hemos expuesto aquí) más
una dinámica pedagógica que busque la transformación de la persona y de
la sociedad tiene más probabilidades de lograr aprendizajes significativos
que una pedagogía que se aísla de la realidad y que da cuenta solo de sí
misma 6
Resumamos lo dicho hasta ahora. En relación a los conocimientos,
y siguiendo de cerca las ideas de Morin, hemos visto que la
compartimentación de los conocimientos en disciplinas estancas produce
una cierta alienación de la realidad. Por otra parte, aspectos como el incluir
el componente afectivo en el conocimiento (y no como un apéndice) y el
impacto político o transformativo de la pedagogía se nos presentan como
elementos necesarios a considerar si buscamos hacernos una imagen de la
complejidad pedagógica. http://www.scielo.cl/pdf/polis/v9n25/art07.pdf
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